En un lugar al oriente de la Patagonia, más espicificamente en la península de Valdez, hay un lugar llamado Punta Tombo; ahí hay miles de pingüinos que conviven en abundancia de comida, sexo, violencia, amor, amistad y enemigos. Entre sus enemigos se encuentra el ser humano, que, de vez en cuando suele bañar sus aguas con petroleo, y esto perjudica a todos sus habitantes, llenándolos de petróleo cuando se sumergen en el agua en busca de su alimento; y el petroleo les provoca deshidratación, desnutrición e hipotermia. Ofendido por todo esto, en este pequeño pueblo (en realidad no es para nada pequeño) surgió un luchador, que su objetivo es combatir al ser humano y eliminarlo, o, por lo menos tenerlo lo más lejos posible. Pero en una de sus luchas, combatió codo a codo con los tripulantes de un barco petrolero, pero estos lo embadurnaron en petroleo y lo tiraron al mar; así terminaron con su vida, con su vida terrenal. Pero cuando siente que su pueblo se encuentra en problemas regresa de la muerte para eliminar a cualquier humano que se le cruze en el camino, así que si algún dia te cruzas con un pingüino empetrolado, con olor a muerto y que no deja de mirarte fijo, tené cuidado, talvez quiera matarte.Una hoja de mi cuaderno facultativo del año pasado y que demuestra poca cordura de mi parte.















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